martes, 16 de octubre de 2012

Cambiamos de casa...

... a partir de ahora nos encontraréis en www.notasdekar.com ... tal cual, volviendo con nuevas energías! estáis tod@s invitad@s!!!

Gracias

Kar

martes, 7 de agosto de 2012

Viaje a Qatar


(texto de hace un mes)

A día de hoy es hablar de Qatar y rápidamente relacionarlo con el Barça y el patrocinio que este estado, bajo el subterfugio de una fundación, hace al equipo de fútbol del club. Tras todas las polémicas generadas al respecto de que un estado totalitario y no democrático patrocine al equipo, cosa que personalmente no me gusta, el presidente del FCB, Sandro Rosell, declaraba algo así como que realmente hay que conocer el país, hay que viajar allí y palpar su realidad antes de hablar. Y en eso le tengo que dar toda la razón.

Pues bien, he pasado seis días en Qatar, cosas de trabajo, y cuanto menos, es un país curioso. Comenzaré hablando del tópico del calor. Que sí, que es algo de una evidencia que abruma, pero queridos, hay que vivirlo… Qatar en Julio, con esas temperaturas que se mueven entre los 33ºC de mínima y los 46ºC, con una humedad que puede llegar al 60%, no en vano es un país costero, aunque desértico. Sin duda esta situación climática condiciona la vida, aún en una época moderna como la nuestra. Afortunadamente, me atrevería a decir, anochece francamente temprano, a las siete de la tarde ya es negra noche, y aunque el calor puede estar en unos 35ºC, por lo menos el sol no quema.

Así, obviamente, no se hace vida en la calle, por lo menos no diurna. Todo el mundo intenta no estar a la intemperie, y todos los edificios tienen aire acondicionado. De hecho, unos aires acondicionados brutales, de locura, yo he vivido estancias a 21ºC, 20ºC o incluso 19ºC, cuando en la calle hace más del doble. Ahora imaginad, estáis en una estancia, a esas temperaturas, y cruzáis la puerta de la calle, y de repente tenéis el doble de temperatura, y las gafas de sol (accesorio completamente imprescindible) se empañan de golpe como si hubiéramos entrado en una sauna húmeda. En los coches, en los hoteles, en las oficinas, siempre a esa locura de aire acondicionado. Estoy en un hotel con termostato centralizado, sólo puedo regular si quiero más potencia de aire o menos, pero no la temperatura, y os prometo que a día 4 de Julio, duermo tapado.

Otro de los tópicos al hablar de Qatar es el dinero. Y no por tópico se tiene que obviar, pues es una clara muestra de la realidad del país. En Qatar, gracias a sus recursos energéticos, hay muchísimo dinero. Mucho. Pero mucho, eh? Quiero decir, Dubai, por ejemplo, es muy conocido, se ha vendido muy bien, pero en realidad, no hay ni la mitad del potencial económico de un Qatar que era un completo desconocido hace dos o tres lustros. En Qatar no hay  apenas turismo, y la gente que viene aquí está de paso, al ser un hub de Qatar Airways, o está, en su inmensa mayoría, trabajando.

El look favorito de la mujer qatarí (y un homenaje a mi infancia con la Master System II de SEGA)

Pero lo más interesante para mi gusto es la condición de país con una curiosa concepción de la multiculturalidad. El estado de Qatar tiene 1,4 millones de habitantes. De todos ellos, sólo unos 300000 son ciudadanos qataríes. El resto son inmigrantes y expatriados. Con lo cuál, tenemos un estado en el que todo el mundo necesita comunicarse en inglés, el esperanto moderno, porque pese a haber una masa árabe-parlante, en forma de qataríes y también del grueso de expatriados de Egipto, Jordania, Siria o Palestina, también hay una alta población originaria de India, Sri Lanka, Filipinas, Malasia, Indonesia, y por supuesto, un grupo de expatriados de países occidentales, que, si bien su peso en el conjunto de la población no es muy significativo en número, sí lo es en cuanto a su posición social. Porque queridos, esto es Qatar, y la sociedad está plenamente estratificada. Volviendo al tema idiomático, el inglés se convierte en una lengua vehicular, de manera que todo, por ejemplo, está escrito en inglés y también en árabe. Resulta, sin embargo, una versión muy particular del inglés, chapurreado, maltratado, lleno de influencias de múltiples idiomas, muy lejano del purismo de la BBC o del argot de la MTV. Si el inglés sobrevive de aquí a unas décadas, probablemente sonará a algo parecido a esto.

En cualquiera de los casos, Qatar dista mucho de ser un crisol de culturas donde las gentes de distintas procedencias viven hermanadas. Qatar tiene ciudadanos de primera, de segunda y chusma. Los ciudadanos de primera son, obviamente, los qataríes. Para ser qatarí, hay que serlo de nacimiento e hijo de varias generaciones de qataríes. Son los que mueven las instituciones y, en general, el dinero. A la zaga del respeto social estarían los occidentales, europeos o americanos. En realidad no son especialmente apreciados en el país, pero al aportar sobretodo especialización técnica, lo que genera más dinero, resultan un mal necesario, y por lo tanto, cuentan con una visión entre indulgente y respetuosa por parte del ciudadano de Qatar. En un escalafón relativamente medio se encontrarían los oriundos de países árabes, jordanos, sirios, y demás. Claramente, son inferiores, pero por lo menos son musulmanes, y eso, quieras que no, da puntos. Y al final, nos encontramos con el resto, principalmente, inmigrantes asiáticos, indios y filipinos en su amplia mayoría. Los indios se especializan en puestos técnicos,  ingenieros,  informáticos, por ejemplo. Los filipinos se centran principalmente en servicios y hostelería.

Las condiciones para trabajar en Qatar son duras. Se requiere de lo que llaman un “sponsor”, esto es, un ciudadano qatarí o empresa regentada por un qatarí que avale la presencia y el trabajo de ese filipino, indio o lo que sea. Hecho esto, el inmigrante necesita el permiso de su sponsor para dejar el país, ya sea en vacaciones, o si decide volver a su tierra de origen, o emigrar a otro lugar. Incluso necesita el permiso de su “sponsor” si quiere cambiar de trabajo. En ese caso, la segunda empresa pasaría a ser el “sponsor” si es que se pone de acuerdo con la primera. Todo ello, como el lector avispado habrá podido averiguar, puede generar tensas situaciones de abuso. En este caso, se juega a la lotería. Un “sponsor” que sea algo cabrón puede amargar la vida a un trabajador extranjero que, de alguna manera, se encuentra en un régimen de semi-esclavitud. He escuchado algunas historias duras al respecto, estos días.

Sin embargo, así mismo, Qatar es una tierra de oportunidades, hay una gran cola en India o Filipinas, por poner dos ejemplos, de personas que optan a trabajar allí. Los salarios son francamente superiores que en esos dos países y las cargas impositivas son definitivamente muy bajas. Hablando en plata, el trabajador puede estar unos años y ahorrar.

Así pues, ¿en qué quedamos? ¿Tierra de oportunidades o sociedad clasista que abusa del obrero emigrante? Probablemente ambas versiones sean válidas, y a menudo depende de la suerte que se tenga al encontrar “sponsor”.

Lo que sí está claro, y en eso el amigo Sandro Rosell no decía toda la verdad, es que Qatar no es una sociedad libre y democrática. El pueblo no elige a sus gobernantes, por poner un ejemplo. Claro que, con los tiempos que corren, en esta Europa tan resabiada nos queda la duda de si esta libertad es real o sólo en el papel, y aquí la fuerza no la tiene el Emir pero sí los poderes económicos establecidos. Y en cuanto a la elección del gobernante, hay un país llamado Italia que un buen día despertó con un nuevo presidente elegido a dedo. Lo que sí es la sociedad Qatarí, es racista y clasista. Otra cosa es si esta concepción de la sociedad resulta una idea establecida en las personas o un régimen social legalizado.

Por lo demás, el emirato lo gobierna una familia desde su independencia como protectorado británico, hace tan sólo 40 años, los Al-Thani. En 1995, Hammad Bin Khalifa Al-Thani le quitó el puesto de Emir a su padre, en un ejercicio propio de un Falcon Crest del Golfo Pérsico. Lo más cachondo es que el chaval se hizo con el poder mientras su viejales estaba de vacaciones en Suiza. Todo un show familiar. Y desde entonces, venga a amasar dinero. Por si alguien se lo piensa, un sueldo medio para un europeo, profesional especializado, que trabaje en este lugar es de unos 30000 riales qataríes al mes, limpios, lo que en euros suma la bonita cantidad de unos 6500 lereles… por si alguien se lo piensa…

Canciones:

Oasis: "Go Let It Out"
The Beach Boys: "You're So Good To Me"
The Smiths: "What Difference Does It Make"


jueves, 2 de agosto de 2012

Iggy (y 3)

Cierro mi particular trilogía sobre Iggy Pop y sus últimas historias recordando que la pasión de nuestro hombre por los standards jazzys y la música más tranquila no es algo que le venga de nuevo. De hecho, existen varias grabaciones en concierto de Iggy cantando el clasicazo "One For My Baby", que popularizara en su día Frank Sinatra. La primera vez que tuve constancia de esta versión (inusual, pensaba yo) fue cuando cayó en mis manos el disco "Nuggets", donde se recogen una serie de piezas registradas en diferentes conciertos de la iguana entre los 70's y primeros 80's. Ahí se encontraba una versión de este tema, con un sonido francamente infame, y que yo sepa, es la única grabación oficial u oficiosa que existe. En general, "Nuggets" tiene algunas canciones interesantes entre sus dos discos, pero ese sonido tan horroroso hace que nunca encuentre el momento para escucharlo. Ok, la música de Iggy Pop no requiere de una producción perfecta ni de una grabación minuciosa. Pero es que ese disco suena como el peor de los piratas, como si la banda estuviera tocando en el lavabo de tu casa, como si la grabación se hubiera hecho en el concierto con un teléfono móvil. Eso sí, me encanta su portada.

Me encanta esta portada!
De todas formas, en Youtube (quien necesita Spotify?) se encuentran algunas grabaciones de ese tema. Y de regalo, como sé que sois unos vagos y no os habéis parado a buscar ningún tema de "Préliminaires" o de "Après" a pesar de que os cantara sus excelencias en la entrada anterior, os dejo un par de píldoras, y ya me diréis...




sábado, 28 de julio de 2012

Iggy Afrancesado


Hace unas semanas, justo antes de este último parón, hablábamos de Iggy Pop y su carrera de los últimos años. En aquella ocasión era con motivo de su concierto con los Stooges en el festival Cruïlla de Barcelona. Sin embargo, no es a su vertiente Stooge a la que quisiera dedicar estas líneas, sino a sus dos últimos discos en estudio.

Skull Ring”, de 2003, fue el último disco de rock que ha grabado Iggy Pop. Después vino ese tremendamente decepcionante disco con los Stooges (“The Weirdness”, 2007), para acabar grabando en 2009 la que sería su siguiente entrega en solitario, un extraño trabajo que tituló “Préliminaires”. El hecho de titularlo en francés no es casual. “Préliminaires”responde a una querencia por la cultura francesa, tanto en lo musical, tirando hacia la chansonde los 60's y 70's, como por la literatura, encarnada en el gran Michel Houellebecq. Para quien no sepa quién es Houellebecq, se trata de un escritor y poeta contemporáneo del país vecino, que comenzó a publicar a principios de los 90's. Podéis leer más sobre él haciendo clic aquí. De hecho, es la novela “La posibilidad de una isla” la que inspira a Iggy para la creación de este larga duración.

Si bien la combinación de un personaje tan hosco, ácido y nihilista como Houellebecq con Iggy Pop ya resulta francamente interesante de por sí, el cambio de registro que muestra el Michigan completa un conjunto que como mínimo, invita a darle un tiento. Porque en “Préliminaires”no hay rastro del hard-rock-punk que lleva practicando Iggy Pop desde finales de los 80's. Si bien es cierto que Iggy había jugueteado con la New Wave o que su etapa como aliado de Bowie se alejaba bastante de los parámetros, digamos, clásicos de Detroit, probablemente es su imagen de directo la que asocia a Iggy Pop con guitarras atronadoras y bajos punzantes.
La portada está muy bien escogida...
Pues no señores. En “Préliminaires”hay jazz, hay aires de canción francesa, hay temas cabareteros, algún tema acústico tímidamente rock, influencias de las bandas sonoras de películas, pop... pero nada de rock de guitarras. Y hay que reconocer que se maneja bastante bien en estos parámetros. No es la primera vez que Iggy Pop se acerca a estas sonoridades, recordemos aquella oscura maravilla llamada “Avenue B” (1999) que casi todo el mundo parece haber olvidado. Pues bien, parece como si Iggy retomara el camino que dejó incompleto en “Avenue B”.

Se atreve a cantar en francés dos temas, hace una versión del clásico “Insensatez” de Stan Getz y que me aspen si “King Of The Dogs”no es una canción por la que hubiera matado Tom Waits, y que a la postre, resulta ser uno de los cortes memorables del disco. En fin, ignoro si fue un órdago hacia su compañía discográfica, una muestra de personalidad o un pulso que no se atrevió a completar en 1999 (“Avenue B”contenía también 2 o 3 temas más rockeros que desentonaban con la línea del disco en general), y supongo que a su compañía no le hizo ni puñetera gracia. Y lo entiendo, para el gran público que espera discos de un Iggy Pop rodeado de guitarras bien altas, “Préliminaires”es una suerte de suicidio comercial. Lo cuál, para mi gusto, le suma atractivo al conjunto.

Hecho un pincel...
Algo de eso habría, cuando este mismo año publicó con una compañía independiente la que sería la continuación de “Préliminaires”, “Après” (2012). Efectivamente, este disco ya no se graba bajo la tutela de Virgin-EMI, sino que se monta un juanpalomoque le lleva incluso a una particular línea de distribución, a través de la web francesa de venta de moda outlet Vente Privée... sí, el idilio de Iggy Pop con Francia es total. Segundo trabajo con título en francés, en esta ocasión se trata de un pequeño divertimento, a base de grabar 10 versiones, una vez más, muy alejadas del rock. La columna vertebral del disco se nutre de clásicos de la música gavacha, en esa lengua, con Gainsbourg, Brassens y Edith Piaf entre otros. La producción, además, en esta ocasión sí que bebe de la chanson, las acústicas y los arreglos elegantes predominan. Incluye algunos temas en inglés, como el clasicazo de Nilsson “Everybody's Talkin'”, y se atreve con una versión de The Beatles, cómo no, “Michelle”. Como suele ocurrir en esta clase de discos de versiones, el resultado es irregular, y aunque tiene algunos momentos muy buenos, en otros, ese registro tan grave y esa forma tan engolada de cantar de Iggy no acaba de encajar en la canción.

Así que éste es el Iggy Pop de 2012... un tipo que se sube a un escenario a cantar temas punk y hard rockeros de hace 40 años, sin camiseta y dejándose el pellejo, mientras que luego, aprovecha sus pausas entre giras para grabar discos de jazz y canción francesa. No negaré que a priori parece como si alguna de las dos posturas fuera un poco impostada. Como si lo que a Iggy le viene de gusto es grabar discos como “Après”pero sabe que la financiación la puede obtener fácilmente de desgranar material Stooge sobre las tablas. Pero como dije en el anterior post, yo no vi a un tipo luciendo una pose en el concierto del mes pasado, sino a una persona que se creía lo que hacía, que lo disfrutaba y que lo daba todo. Y qué os puedo decir, me encanta esa dicotomía, que yo mismo también tengo. Hay días que necesito escuchar “Après” y otros en los que me tiro de cabeza a por “Fun House”.

Sólo me queda, pues, una duda. ¿Hacia dónde tirará la carrera de Iggy Pop? ¿Volverá a grabar rock n' roll? ¿Se atreverá a realizar una gira presentando su material más, digamos, tranquilo? No me digáis que no tendría su interés, un concierto de Iggy en su vertiente sosegada, desgranando “Préliminaires”, “Après” y “Avenue B”, pero también cantando, por ejemplo, “China Girl”, “Dum Dum Boys”, “Nightclubbing”, “Tell Me Stories”o “Without You”...

Canciones:

Iggy Pop: “Et Si Tu N'Existais Pas”
Iggy Pop: “King Of The Dogs”
Iggy Pop: “Les Feuilles Mortes”





domingo, 8 de julio de 2012

Iggy & The Stooges, Barcelona, 6/07/12


Quisiera comenzar estas líneas con un dato: James Newell Osterberg, más conocido como Iggy Pop, es un señor que tiene 65 años. No es una consideración baladí, y además, creo que da un cierto sentido a la reflexión que quería hacer, tras haber presenciado el concierto que Iggy & The Stooges dieron en Barcelona el pasado viernes, en el marco del Festival Cruïlla.

Iggy Pop no gira en solitario, presentando su material propio, desde 2001. En 2003 publicó aquél “Skull Ring” en el que grabó un par de temas junto con los hermanos Asheton, y se anunció la gira de reunión con The Stooges, con quienes llegó a grabar un flojísimo disco, “The Weirdness” en 2007. En definitiva, Iggy lleva toda una década girando con un repertorio que tiene más de 40 años, y mientras tanto, ha publicado dos discos en ese período, en solitario, que no pueden estar más alejados de las sonoridades Stooge, me refiero a “Préliminaires” (2009) y un divertimento en forma de versiones que tituló “Après” (2012). Y hablaré de estos dos discos más adelante, pero si me permiten un apunte, quisiera subrayar el hecho de que en sus últimas grabaciones Iggy Pop explora una faceta más cercana al jazz, al vodevil y a la canción francesa clásica.

De modo que no dejo de preguntarme el por qué de esta dicotomía. Por un lado, el Iggy más duro, más rockero, más típico también, apostando por el valor seguro que suponen unos discos, los tres con los Stooges, que han entrado como miembros de pleno derecho en el olimpo del rock n' roll. Por otro lado, un Iggy sosegado pero arriesgando mucho, con discos que le harían perder muchísimos seguidores, de no ser por esa redención que practica en los escenarios desgranando su material pretérito.
Iggy se sentía solo...
Si me pongo en plan malpensado, podría llegar a la conclusión de que lo que de verdad le pide el cuerpo a Mr. Osterberg es grabar canciones jazzys. Pero, consciente como es del peso que su figura tiene en la iconografía rockera y en la industria en general, sabe que seguir girando repescando esas canciones de toda la vida, machacándose en un escenario, le inyecta unos dividendos y una tranquilidad económica como para poder afrontar proyectos probablemente deficitarios como sus dos últimos discos. Hablando en plata, hacer el cafre sobre las tablas mientras toca temas de 1969 es su trabajo mientras que imitar a Gainsbourg o a Brel es su hobby.

Argumentos acerca de esto último los podemos encontrar en varios puntos sorprendentes de la última década. Hacer una gira con The Stooges resultaba entrañable. Hacer varias durante 6 años es exprimir demasiado el limón. Grabar un disco “nuevo” con The Stooges después de 40 años es una jugada cutre, e innecesaria, Iggy llevaba una carrera en solitario fantástica. No es como el nuevo disco que grabaron los Who o incluso los New York Dolls, quienes habían tenido carreras en solitario discretísimas. Y como pirueta final, el repescar a James Williamson tras la muerte de Ron Asheton ya no sé cómo calificarlo, si de movimiento lógico o de acto ruin.

Y sin embargo, lo que presencié el viernes pasado en Barcelona me desmonta los argumentos. Yo vi a un Iggy Pop dándolo todo, destrozando su físico (no olvidemos sus 65 años), cumpliendo con esos trucos arriesgados para su integridad como hacer subir al público o bajar al foso. Por más ganas de grabar discos, digamos, diferentes que tenga, Iggy Pop no tiene la necesidad de cumplir con estos rituales. No está arruinado ni depende de estos circos. Así que me da que pensar que en realidad disfruta de estas experiencias en sus conciertos. Que probablemente ahora mismo no le apetece grabar otro disco de rock, pero que sigue amando el rock n' roll y entregarse en sus conciertos.
Iggy Pop +  Instagram
El viernes pasado hicieron un concierto en un marco muy extraño, como es un festival extremadamente ecléctico, con una alarmante tendencia al perroflautismo, que se reflejaba en un sector del público. No importó. Se cascó casi todo el “Raw Power”, repescó un par de números del “Kill City”, recuperó también algún tema de la primera etapa Stooge (sin Williamson) y todavía le dió tiempo a hacer su clásica versión del “Louie, Louie”.

La actuación fue de más a menos, algo que se perdona tras el desgaste y por la edad. Pero amigos, los primeros 40 minutos de show fueron algo inenarrable. Energía, saber estar, un repertorio mágico y un público entregado, en el que se vivieron algunos pogos y momentos de de crowd surfing que hacía mucho que no veía. En un momento del concierto Iggy bajó y saltó la valla del foso para mezclarse con el público. Fruto de un lance, recibió un golpe que le hizo sangrar un poco el labio. Bueno, esa imagen de Iggy Pop, torso desnudo, bailando, cantando como él sabe y con el labio ensangrentado podría ser muy definitoria del show.

¿Y la banda? Bien. Muy solvente. Pero permítanme sinceridad: aburridos, anodinos y carentes de todo carisma. Salvaría a Mike Watt, en lo que a carisma se refiere. Pero James Williamson es un buen guitarrista, sin la menor presencia. Lo mismo se puede decir de Scott Asheton. Seamos claros, podría haber venido Iggy Pop con una banda formada por buenos mercenarios, por buenos músicos profesionales, y el resultado hubiera sido exactamente el mismo. Lo cuál me lleva a una última reflexión: ya va siendo hora de que Iggy Pop recupere su propia carrera en las giras. Quiero ver un concierto de Iggy Pop, no de The Stooges o de Iggy & The Stooges. Quiero a un Iggy que puede tocar con pleno derecho el material de hace 40 años, pero que también toque temas de “Lust For Life”, “The Idiot”, “New Values”, “American Caesar” o “Brick By Brick”. Sinceramente, creo que ya toca.

Canciones:

Iggy & The Stooges: “Penetration”
Iggy & The Stooges: “Open Up And Bleed”
Iggy & The Stooges: “I need somebody””




miércoles, 4 de julio de 2012

Hoteles (otra vez)


La vida en los hoteles resulta ser una suerte de dimensión paralela. Todo es lujo. Todo es limpieza. Tienes habitaciones más grandes que tu propio comedor y te irritas por nimiedades como si la wi-fi no funciona correctamente. Llegas por la tarde y el desorden de la noche anterior de cama completamente deshecha, lavabo semi inundado, ropa literalmente tirada por medio, libros, revistas, trastos, todo como si hubiera estallado una bomba en mi maleta, y todo ello, aparece en un perfecto estado de revista, listo para comenzar el proceso de desorden y dejadez. Porque sabes que alguien habrá, al día siguiente, que ordene tu mierda y recoja los calzoncillos sucios que has tirado en la esquina. Subes al gimnasio, ese espacio que suele estar casi siempre casi vacío, y tratas de quemar tu mala conciencia de comidas poco saludables.

Y luego están esos días, esos días en los que en realidad te sientes solo y cabreado con la humanidad, y simplemente te la trae al pairo las bellezas que ese lugar del mundo donde estás te puede ofrecer, y no sales del hotel. Bajas al restaurante. En el hotel estás aislado del mundo real. La luz es fría, la moqueta asquerosa, los tonos pastel en las paredes. Incluso el clima es artificial. El puto aire acondicionado de los hoteles, permanente, helador. El microclima. Ese hilo musical del hall, digno de servir como banda sonora para cualquier matanza indiscriminada. Versiones de Brian Adams con piano sintetizado. Brian Adams debió sentirse muy enfadado con la humanidad y creó su venganza a base de esas canciones que te asaltan donde menos te lo esperas, constantemente, tantos años después. Él, que había rockeado dignamente en “Reckless”, algo le tendría que pasar para que decidiera infringir tanto dolor a la población mundial.

Todo son reverencias y parabienes por parte de los empleados, que seguramente deben escupir en mi cepillo de dientes o en mi café. Todo es “sir” por aquí, y “mister” por allá, y “excuse me” y “have a good evening”. Sonrisas forzadas, tonos de voz pausados, acentos extraños. Y tratas de ser amable y de no comportarte como un pequeño burgués, como un nuevo rico, como un cachorro arrogante de la nobleza. Y en realidad, te sorprendes de que el dinero haga que las personas te profesen ese trato, cuando en casa, la cajera del súper apenas te masculla un saludo y cualquier mamarracho te tutea. Porque en realidad, recuerdas que todo esto es mentira.

Canciones:

The Stooges: "I need somebody"
Pearl Jam: "Why go?"
Amy Winehouse: "Fuck me pumps"

lunes, 2 de julio de 2012

Siete años de NDK


Si os fijáis en la parte superior de la columna derecha de este blog, sí, donde están los links, el archivo, los tags y otras memeces, aparece una frase que ahora me suena absolutamente lapidaria:

Aunque no lo parezca, Notas de Kar inició su andadura el 2 de julio de 2005.

En efecto, queridos lectores, hoy hace la friolera de siete años que comencé con este blog. El “aunque no lo parezca” tiene su explicación aquí. Los que no queráis seguir el link, os lo creéis, y ya. O no. Como queráis, en realidad, me da lo mismo.

Siete años… pocas cosas me han durado tanto. Francamente, muy pocas. Así que me permitiréis un poco de orgullo. Y eso que debo reconocer una tendencia a la inconstancia en lo que a frecuencia de publicación se refiere. A temporadas prolíficas le suceden otras etapas de silencio y peregrinaje por el desierto. Para ser sincero, estas primeras son cada vez más cortas. Sin ir más lejos, llevaba un mes con el blog en barbecho. Cosas que ocurren. Podría hacer acto público de constricción y decir que de ahora en adelante habrá actualizaciones, si no diarias, con una frecuencia digna. Pero para no mentir, simplemente diré “Stay Tuned for more NDK”.

Hace siete años yo tenía 25. Acojona, eh? Dicho así, pensando en cómo eras y en cómo has cambiado en estos siete años que han pasado como un chasquido de tus dedos. Piensa en ello. Trata de verte ese 2 de Julio de 2005. ¿No te entra el vértigo? A mí, sí. Lo he dicho muchas veces, aunque en estas líneas no relate mis hazañas diarias, no deja de ser una ventana abierta, no cuesta mucho ver entre ellas un relato vital. Por si a alguien le interesa.

En estos siete años han pasado muchas personas por aquí, a las que agradezco su lectura, pero mucho, muchísimo más, sus comentarios. Seamos sinceros, una persona que escribe un blog y lo hace público es porque quiere que le lean, y qué mejor prueba de lectura que los comentarios. Hace siete años, un blog era lo más novedoso. Luego llegaron Facebook (sí, hubo una época en la que había gente que colgaba en un blog sus fotos y sus comentarios sobre la barbacoa del domingo pasado) y más tarde Twitter, y ahora Tumblr, que parece ser lo más. ¿Qué puedo decir? Me sigue gustando el blog, y para mi gusto, es el formato perfecto. Está bien haber limpiado la bloggosfera de muchas chorradas, pero lo confesaré aquí y ahora. Temo el momento en el que los blogs caigan en la categoría en la que podemos encontrar ahora mismo a MySpace o a Hotmail Messenger.

El tiki - mascota de NDK
Cualquier día de estos debería comprar un dominio y transferir todo esto a una plataforma un poco más estable, y más propia, que Blogger. Especialmente después de saber la indigna jugarreta que le hicieron al amigo Aitor Fuckin’ Perry y su fantástico Megamelómanos. Me da un poco de miedo, no obstante, la migración, un error, y todo perdido, como ya me pasó una vez. Cualquier idea es bienvenida.

Así que no me queda más que despedirme, felicitándome por este cumpleaños, y prometiendo que frecuente, o no, prometo seguir dando guerra, seguir en la barricada. Y gracias a todos los que leéis o habéis leído, especialmente a los (permitidme) “viej@s del lugar”, me hace mucha ilusión leer comentarios vuestros todavía, después de tanto tiempo.

Hale, besos, abrazos y arrumacos varios. Siempre vuestro, Kar…

Canciones:

Mötley Crüe: "Home Sweet Home"
Pixies: "Gigantic"
Kyuss: "El Rodeo"

lunes, 11 de junio de 2012

The Afghan Whigs y las pataletas


Los Afghan Whigs pertenecen a esa clase de bandas que situaba en mi Olimpo particular, especialmente porque llevaban doce años en barbecho y estaba convencido de que nunca iba a verles sobre las tablas. Es de esos grupos que uno consideraba que pertenecían al pasado, y éste no iba a volver. En los últimos años me he llevado, sin embargo, muchas sorpresas sobre este particular. Si me lo hubieran preguntado hace tres lustros, jamás hubiera creído que presenciaría conciertos de Kiss con maquillaje, de Iggy & The Stooges, de Redd Kross, de The Police o de los que nos ocupan, The Afghan Whigs.

Conocí a los Afghan Whigs en mi época más fanática de Popular 1, cuando lo que leía en esa revista resultaba ser poco menos que las Sagradas Escrituras. Eran una banda, además, de la que casi sólo se hablaba en esas páginas. Eran un grupo fetiche para la publicación. Por aquél entonces sacaron su último disco al mercado, y lo recuerdo como si fuera ayer, volver de la tienda aquella tarde con dos CD’s en la bolsita, “1965” de los Whigs y “100% Colombian” de los Fun Lovin’ Criminals.

Pero los Afghan Whigs eran diferentes. Los Criminals habían tenido un hit clarísimo que había pegado fuerte en las listas, y tenían su popularidad, que aumentaría con ese portento de disco que es “100% Colombian”. Los Afghan Whigs eran una suerte de desconocidos, por lo menos a nivel popular, por lo menos en la Celtiberia. Durante un tiempo se anunció una fecha de concierto, sería por mayo de 1999, en la desaparecida Sala Garatge. Sí, os juro que recuerdo haber visto eso, en aquellos folletos con listas de conciertos que se repartían en algunas tiendas de discos. Por supuesto, esa actuación nunca se llevaría a cabo, y muy poco después, Afghan Whigs confirmarían su separación.


El concierto de Barcelona entero

Y aunque ya tenía “Black Love”, muy pronto “1965” se convirtió en mi disco favorito de los Whigs. Tenía guitarras, tenía soul, tenía momentos festivos, tenía esa intensidad que si uno no se mete a fondo en la canción, puede parecer casi impostada y algo ridícula. Más tarde escuché “Gentlemen”, pero siempre estuvo en un estrato, para mi gusto, inferior a “1966” y a “Black Love”.

Y bien, tantos años más tarde, sin, desde luego, esperármelo, resulta que Greg Dulli reúne a la banda y por si fuera poco, anuncian fecha en el marco del Primavera Sound. Evidentemente no iba a dejar escapar esa ocasión, si bien lo he reiterado varias veces: no me gustan los festivales. Pero es lo que hay, cosas del rock n’ roll de hoy en día.

Y ya lo sabía, que iban a tocar una hora justa. Aún así, cuando Dulli dio por finalizado el show, escenifiqué lo que se conoce por “quedarse con cara de tonto”. Por supuesto que había disfrutado de muchos momentos del concierto. La banda estaba muy sólida, y Greg Dulli ejercía con maestría de estrella de la función. ¿Qué falló? ¿El repertorio? En parte sí, a verdaderas joyas se le sumaban temas que yo considero claramente prescindibles. Y luego mi ansiedad… esto se acaba y no han tocado aún “Faded”… ni “John The Baptist”… ni “Something Hot”…

Y cuando acabó, tras mi momento de quedarme estupefacto, la siguiente reacción fue de cabreo. No era culpa de los Afghan Whigs. Tampoco era culpa del festival, en ningún caso dejaron de cumplir lo establecido, un hora y listos. ¿El repertorio? Cada uno elegiría el suyo. Fue una actitud algo infantil, de un niño que se enfada porque las cosas no son como él quiere que sean. Pero fue así.

Al día siguiente, por la tarde, me puse a recordar el concierto. Y revisé las imágenes que están colgadas en Youtube (si buscáis, podéis ver el concierto entero en calidad profesional). Y bueno, me alegré de haber estado allí. Me reconcilié con Greg Dulli y los suyos. ¿Podía haber sido mejor, más emotivo, más bonito? Yo creo firmemente que sí. Pero que me quiten lo bailao.

PD: Después me pasé a ver a Mudhoney un rato, y sorprendentemente, pues se trata de un grupo que apenas conozco, me dieron muy buenas sensaciones. Me recordó lo mucho que me gustaba el llamado “rock alternativo” de los 90’s. Y no me vengáis con eso de las “etiquetas” y blablablá… de algún modo hay que llamarlo. Me encantó vivir el momentazo “Touch Me, I’m Sick”

Canciones:

The Rentals: "Friends Of P"
The Black Crowes: "Welcome to the good times"
Jack White: "Sixteen Saltines"

jueves, 24 de mayo de 2012

Guilty Pleasures 3


Hoy me encuentro en Praga. Llevo toda la semana aquí, cosas de trabajo. Como estos europeos tienen esa costumbre tan cachonda de comer a las 12 una mierdecica, por la tarde tenía hambre. De acuerdo, los europeos suelen ponerse hasta el  ojete durante el desayuno, que ríete tú del clásico vasolechecongalletas hispánico, o el clásico laxante zumo de naranja más café. Pero esta mañana me he dormido cinco minutos más de la cuenta. O me he duchado cinco minutos más de la cuenta. O he tardado en ponerme el traje de luces cinco minutos. Es igual, sea como sea, se me ha hecho tarde, y no he desayunado.

Total, que esta tarde me he librado de todo compromiso social y he salido a dar una vuelta por la ciudad solo. Al pasar por la Plaza de Wenceslao (Václavské Námêstí) no me he aguantado la tentación de pararme en uno de los puestos callejeros de salchichas y comerme un clásico bocata de salchicha checa. Y por si acaso, no fuera a ser que hubiera adelgazado algún gramo, me he metido a cenar en un restaurantito no muy  lejos de mi hotel, una pizza y una jarra de cerveza.

Ahora, claro, me siento un poco mal. Soy un jodido pozo sin fondo. Y mi estómago me lo está recordando. Se está vengando de mis excesos con chorretones de ácido. Qué le voy a hacer, si me gusta la basura. Sí, por supuesto que disfruto de un magret de pato o de un rape a la plancha en su jugo, de los melocotones de calanda y del té verde. Pero también me gusta comerme frankfurts, hamburguesas, pizzas, shawarmas o pollo frito. Por no hablar de las patatas fritas en todas sus variantes, la coca-cola, la cerveza, el Dr. Pepper… aissss…

Será por todo ello que me he acordado de los Guilty Pleasures… hacía ya algunas semanas que no mostraba mis vergüenzas al mundo, así que vamos a ello, directos y a la yugular.

Y comenzaré con una canción que para más inri pertenece a ese maravilloso pop español que promocionan en las cadenas cuarenta de la vida. Cómo llegué a ella? Cosas del amor, amigos, no preguntéis. Y es que hoy iba a mencionar al jitazo de Nena Daconte “Tenía Tanto Que Darte”… si es que me estoy avergonzando conforme lo estoy escribiendo. Todo en esta muchacha es vergonzoso. Participó en un concurso de cantantes de la tele. Se enrolló con uno de los músicos de sesión que participaban en una gira donde cantaban todos estos artistazos, y formaron un dúo al que bautizaron con ese nombre… ESE nombre…

Pero una cosa os diré… la canción funciona! Y no sé si es ese ritmillo, el órgano, las palmas o el reprise final con los vientos, pero me recuerda ligeramente al glam inglés. Alguién dijo Marc Bolan? Tratad de abstraeros de la voz y de la pinta de pánfila que tiene la muchacha. Tratad de olvidar la absurda rima. Ahora? Todavía no?



Y el siguiente corte-Guilty Pleasure es uno de esos hits que se convirtieron en incontestables de principios del siglo. Me refiero al clásico de Outkast “Hey Ya”. Bueno, que me aspen si no suena a una mezcla entre Stax y el chiclepop más sesentero. Una estructura de rock clásico de cuatro acordes y una tonada bailable y pegajosa. En su momento, la pillé por la radio, hace años, yendo en un coche alquilado, por lo que sólo podía disponer de lo que las ondas me proporcionaran. Y desde luego me alucinó. En esa época teníais que ver a éste, vuestro juntaletras favorito dándolo todo en la pista del dancing, en un deplorable estado etílico, mientras sonaban estas negritudes.



Con el paso de los meses y al final de los años, acabé aborreciendo la canción. Me carga particularmente ese intermedio del “shake it – sha – sha – shake – it”, etc… pero sigo considerando que la estructura es de una simplicidad que atrapa. Yo haría una relectura del tema con una producción diferente, y a triunfar. No soy el único que piensa eso, mi admirado Greg Dulli se pasó una temporada haciendo una potentísima versión rockera de este “Hey Ya” cuando giraba con sus Twighlight Singers. Y podemos decir que Greg Dulli sabe algo de música, ¿no creéis?


miércoles, 16 de mayo de 2012

2934


Esa es la respetable cifra de tweets que llevo. Porque, por si alguien no se ha fijado, entre toda la morralla en la columna derecha de mi plantilla de blogger, tengo Twitter. @carloskarmolina , nombre tontito y cutre que utilicé, presa de la impetuosidad del momento, y que ahora no voy a cambiar. Si es que con esto de los nombres, hay que tener cuidado. Uno se deja llevar por la emoción, embriagado de una rápida respuesta, en un lo quiero y lo quiero ahora, y acaba teniendo estas situaciones. No, no me lo cambiaré, aunque reconozco que hubiera estado mejor algo como @maxpower o @xraymadman.

Me hice una cuenta de Twitter hace como un año y medio, movido por la lectura de artículos en los que se decía que era el summum de la modernidad, amén de una ventana al mundo, a la cultura, la contracultura, y al contacto más directo con artistas, músicos y demás faranduleo. La realidad es que no me aficioné realmente a esto del Twitter hasta hace cosa de 9 meses. Por lo que se puede decir que de esos 2934 tweets mencionados, unos 2900 son de este período.

Al final, como todo, el tiempo, qué jodío, pone las cosas en su sitio. Incluido el dichoso Twitter. Ahora se pierde el culo, así, en general, hablando mal y pronto, por lo que se comenta en Twitter, los medios de comunicación tratan de sacar tajada, y parece que lo que no es trending topic (TT), simplemente, no es. No existe. Y queridos, se lo digo aquí y ahora. Todos los trending topicson asuntos populares, pero no todos los asuntos populares son trending topic. Y francamente, es mejor así. Una ojeada a los TT de cualquier momento son como para deprimir a cualquiera que no tenga a “Mujeres, Hombres y Viceversa” como referente cultural de cabecera. La política más populista, fútbol y temas relacionados con la tele están siempre presentes. Luego hay un sector de fans en el sentido más “SuperPop” del término (los que pasan la treintena me entenderán) que necesitan que su idolito del momento esté presente en ese concurso de popularidad constante. Así, Justin Biever, Lady GaGa o 1D siempre tienen su espacio. Y finalmente, otros asuntos más naïve, si me lo permitís... cada mañana hay un TT de Feliz Lunes, o Feliz Martes, o TGIF (Thanks God It's Friday)... a mí, personalmente, me pone particularmente violento mirar el móvil un lunes a primera hora de la mañana y encontrarme eso de “Feliz Lunes”... ¿Feliz Lunes? Feliz estaría si pudiera reventarte los dientes con un bate de beisbol, jodido baboso.

El asunto de seguir a músicos, gente del cine o escritores, suele llevar a decepción. No olviden esto, queridos, lo mejor del Twitter son los anónimos, no los famosos. En general, las opiniones de ese músico que tanto te apasiona, por lo menos las que vierte en los 140 caracteres, suelen ser entre aburridas y causantes de vergüenza ajena. Lo cuál humaniza, claro. Sí, habrá actuado en ese peliculón, y habrá hecho un papel de esos que te llegan al alma, pero diablos, qué soso es y qué opiniones de mierda refleja. Y al final, el business es el business, y una gran mayoría utilizan el Twitter básicamente como una herramienta de promoción. Hoy actuaré en Denver, qué bonita ciudad. Hoy me entrevistan en el programa del Canal 52, no os lo perdáis. Y así.

De modo que si algo he descubierto, es que lo mejor de Twitter son los anónimos. Realmente, hay mucha inventiva, sentido del humor, ironía y, en general, calidad, por ahí fuera. Y es curioso, porque hay algunos tuiteros que resultan ser una suerte de estrellitas de este pequeño firmamento, anónimos con miles de seguidores. Probablemente, merecidos. Y bien por ellos, el Twitter es, finalmente, eso, seguir lo que dice una persona. No la sigues por sus obras (entonces entraría en el capítulo mencionado anteriormente de músicos, actores, etc...) sino por lo interesante o divertido que son sus tweets. Si Twitter tiene una esencia, es ésa.

Por supuesto, también se puede usar como una red social de comunicación y de contactos, un poco lo que habían supuesto messengers,foros, chats y hasta Facebook. Yo mismo también lo uso en ese sentido, y me ha proporcionado grandes momentos. Algunos de ellos verdaderamente divertidos, interactuando con gente que conocía, pero también (y ahí está la gracia), con gente que no conocía. Personalmente puedo decir que hay muchos momentos de tedio que me los apaña el mirar la pantallita del móvil, y al final, acaba creando una suerte de adicción.

Acabaré diciendo que aunque con alguno de mis lectores de este blog ya interactúo vía Twitter, me gustará hacerlo con quien lea estas líneas y le apetezca. Ya sabéis, @carloskarmolina

Canciones:

Radiohead: “Vegetable”
Alabama Shakes: “Hold On”
R.E.M.: “Country Feedback”

lunes, 14 de mayo de 2012

Los asesinos, los suicidios, los visitantes inesperados y Australia


Hace mucho que no escucho a The Killers. Durante un tiempo lo hice, he de confesar. No os creáis, no hay ningún tipo de rubor, si bien es cierto que esta clase de confesiones me resta credibilidad ante la parroquia ruockera de NDK. En fin, de un tiempo a esta parte no creo en los carnets de rockerío que en su momento repartía el apóstol César Martín, y estas martingalas de lo que se debe y lo que no se debe escuchar me la traen bastante al pairo.

Todo empezó hace quince días, cuando leí en el diario la noticia del suicidio de un miembro de la banda. Ahí los amigos de El Periódico De Catalunya jugaron con el sensacionalismo, puesto que el suicida era un tal Thomas Marth, saxofonista no considerado como miembro oficial del grupo, aunque sí un músico de apoyo que llevaba un par de álbumes colaborando con el grupo. Pero claro, vende más si en el titular dice “se revienta la cabeza un miembro de The Killers”que no si se titula “se suicida Thomas Marth, saxofonista conocido por sus colaboraciones con The Killers”. En cualquiera de los casos, en ese momento llamaron a la puerta. Me levanté del sofá a abrir. Lo hice sin escrutar la mirilla, craso error. Abrí y sin mayor dilación me dijo “hola, soy tus recuerdos” y se coló en mi casa. De modo que saqué unas patatuelas y un par de birras. Total, ya lo tenía dentro, qué iba a hacer? Era demasiado grande y fuerte como para echarle a patadas, aunque con gusto le hubiera tirado por la puerta como hacía el Tío Phil con Jazz.

The Killers habían sido para mí los tíos que cantaban aquello de“Somebody Told Me”, un tema que no estaba nada mal. No les tenía sino por unos candidatos a los Jitazos Fugaces, hasta cuando publicaron “Day & Age”, en 2008, si bien, al principio, no le hice mucho caso a ese disco. Sin embargo, en los bares y en las radios, comencé a escuchar continuamente una canción que me recordaba horrores a los U2 de primeros de los 90's, a una canción por la que el Bono de hoy en día vendería a su madre. Supongo que atraído por ese single, un buen día, en FNAC, dando lo que era al principio una inocente vuelta de reconocimiento, me entró uno de esos arrebatos en los que el dinero te quema en las manos, y comencé a coger CD's de los estantes. Sin saber bien cómo, había salido con varios euros de menos, y varios discos de más, fruto de una compra compulsiva. Entre ellos había ese “Day & Age”. Y os diré, queridos míos, que el disco no está pero que nada mal. Es más, me parece un disco de pop fuera de clasicismos y muy interesante. Ecos de los U2 de 1991-1992, aureolas glammy, mucho Bowie, tanto de los 70's como de los 80's, un cierto deje ochentero también en forma de Tears For Fears o, incluso, algo de The Cure. ¿Qué os parece?

Y a la tercera birra, después de gorrearme las patatas, mi invitado forzoso me explicó de qué iba todo aquello. Tres momentos de los tres últimos años vendrían a visitarme como los tres fantasmas que fueron a ver a Evenizer Scrooge, todos ellos por obra y gracia de los dichosos The Killers. Uno de ellos me lleva a mi primer viaje a Australia, en mayo de 2009. Estaba alojado en un jodido suburbio de Melbourne, llamado Kew. Un sitio sin nada que hacer donde tenía un pub cercano en el que pude disfrutar una noche de un partido de fútbol australiano mientras me ponía hasta el Ohio de cerveza, de manera que llegué haciendo eses a mi hotel y me quedé dormido con ropa. Qué queréis, era mi última noche allí.

Y cada mañana, al despertar, encendía el televisor, y sintonizaba un canal de videoclips. Ya sabéis, el típico canal de clips tipo radiofórmula. La radiofórmula en Australia es mejor que en la Celtiberia, os lo puedo asegurar. El caso es que cada maldita mañana programaban los mismos videoclips. A la décima mañana viendo eso, uno tiene la sensación de estar en “Atrapado en el Tiempo”y de que Sonny & Cher están a punto de sonar. Me salvaba un clip, el de “Spaceman” de The Killers, un tema que me recuerda un poco al Bowie de “Diamond Dogs”. En cualquiera de los casos, ya esperaba, cada mañana, mi sesión de “Spaceman”, para poder arrancar el día. Ponerme a cantar y bailar esa canción, en calzoncillos, en mi habitación, se convirtió en un ritual.

Y después de esta confesión, me perdonaréis que no dé más detalles de los otros dos fantasmas/momentos que me visitaron. Cuando se acabó la cerveza, mi asaltante se marchó de casa, aunque el muy ladino se despidió con un “hasta la próxima” que me tocó las narices.


Canciones:

The Killers: “Spaceman”
Iggy Pop: “Dum Dum Boys”
R.E.M. : “Driver 8”

sábado, 12 de mayo de 2012

A Fuerza De Cariño


recordáis esa serie? Título ridículo, blandengue y ñoño donde los haya (el original era “Life goes on”) para un serial que emitió Tele5 en 1991 o algo así. Lo cierto es que nunca llegué a ver ningún capítulo de la misma. Francamente, no le apreciaba mucho interés a una serie que trataba acerca de una familia con uno de los hijos que tenía síndrome de Down. No puedo juzgar, pues, la calidad de la misma, si bien ese título hacía que apestara a sensiblería barata. Este tema de las enfermedades y las disminuciones tanto físicas como psíquicas suelen ser tratadas de un modo bastante cursi y piadoso. Una de las pocas excepciones la encontramos en ese fascinante Tyrion Lannister de “Juego De Tronos”.

Pues volviendo a “A Fuerza De Cariño”, quisiera compartir una duda con vosotros, mis fieles lectores. El personaje protagonista, el muchacho con síndrome de Down, se llamaba Corky. Como quiera que la serie en cuestión se hizo más o menos popular entre la chavalería, al menos en mi barrio, los críos comenzamos a utilizar el nombre de “Corky” como un insulto. Ok, no es muy polícamente correcto el uso de términos tales como “subnormal” o “retrasado” a modo de insulto, pero es una realidad que se usan, y de niño, en mi barrio, los usábamos bastante. De ahí a utilizar “Corky” como sinónimo del peyorativo “subnormal”, todo fue uno. Y sí, insisto, no es muy elegante, pero no me negaréis que la chavalada teníamos ese punto de inventiva y de mala leche tan propio de los barrios hispánicos. “¿Eres Corky o qué te pasa?” … frases así se podían escuchar en las plazas y parques de mi barrio.

Y eso que no recuerdo que Tele5 emitiera “A Fuerza De Cariño” por mucho tiempo ni en un horario prime time. No importa, Corky prevaleció entre la jerga infantil, de tal modo que seguro que pasados unos meses, usábamos ese “insulto” sin ni tan siquiera conocer su procedencia. Mi pregunta es, ¿ocurría eso también en otros barrios y en otras ciudades? ¿Se sigue usando la palabra “Corky” o ha desaparecido como “molongui”, “cantidubi” y “myspace”? Toda información será bienvenida. Gracias.

Canciones:

Counting Crows: “Have You Seen Me Lately?”
The Thrills: “Santa Cruz You're Not That Far”
Kiss: “I Want You”

miércoles, 9 de mayo de 2012

London Calling


Esto de los juicios de valor hechos desde el desconocimiento, es lo que tiene… Cuando empecé a escuchar rock n’ roll oí hablar de una banda llamada The Clash. Se hablaba de ellos como uno de los grupos seminales del punk británico. Se suponía que tenía que ser la hostia. Duro y directo como un puñetazo. Como un escupitajo en la cara. Se hablaba, principalmente, del disco “London Calling”, que tenía esa portada con ese destrozo de guitarra. Bueno, para un ignorante en cosas del punk, si algo tenía que significar el concepto “punk”, tenía que ser, forzosamente, aquello. Y cuando escuché por vez primera el disco… bueno, digamos que me sorprendió. Aquello no sonaba tan duro ni tan rápido ni tan directo como yo tenía en mente. Supongo que son cosas de haber escuchado música de los 90’s (pongamos nombres desde Guns n’ Roses hasta el mundo grunchi)… ¿y aquello era punk? Quiero decir, no es que no me gustara, no era eso. Pero no era un puñetazo ni un escupitajo ni una botella rota contra la pared… aquello era una amalgama de rock n’ roll, cositas de pop y algo de ritmos caribeños. De algún modo, me pareció “blando”. Supongo que “London Calling” puede descolocar fácilmente, desde luego, no es "Nevermind The Bollocks”… he oído decir sandeces como que “London Calling” y The Clash eran más punk por la actitud que por su música en sí. Como si eso tuviera la menor importancia.

En cualquiera de los casos, significara lo que significara, “London Calling” resulta ser un disco de los que requieren de atención y escuchas, pero que a su vez, proporcionan momentos y matices que a veces pasan inadvertidos de entrada.


Por alguna razón que no acierto a comprender, me he levantado con “London Calling”, en esta ocasión me refiero a la canción, en la cabeza. Y automáticamente me ha llevado a un momento y a un lugar. Sala Màgic, en Barcelona. Años ha. Hora: las perritantas de la madrugada. Cerca de la hora de cierre. Íbamos 3 individuos, en un estado etílico deplorable. Uno del trío llevaba un estado etílico aún más deplorable que los demás. En un momento, los otros dos me abandonan, uno iba a acompañar al tercero al lavabo, a ver si se espabilaba. La nebulosa puebla mi mente. De modo inesperado, tengo una de esas experiencias místicas, como si me desdoblara, y una parte de mí sale del cuerpo, hacia el exterior, y me veo a mí mismo, desde fuera, subido en el (mini) escenario de Màgic, solo, cantando y bailando “London Calling” como si me fuera la vida en ello, como si tuviera que ser el elegido para sustituir al malogrado Joe Strummer. Nunca una canción me pareció tan cojonuda.

Canciones:

The Clash: “London Calling”
Counting Crows: “Rain King”
Little Caesar: “Every Picture Tells A Story / Happy”


domingo, 6 de mayo de 2012

Joe Cocker... Live


Por alguna extraña razón Joe Cocker me recuerda a mi padre. No es que me recuerde físicamente, lo suyo es más un rollo Phil Collins (lo siento, papa...). Cuando llegué a la pubertad, esa edad en la que los humanos, especialmente los machos, tenemos que bromear y chotearnos del semejante, como una manera de marcar el territorio, mis amigos me lo decían. Qué bonita es la adolescencia. En fin, esa es una realidad, como también lo es que cuando uno es adolescente, sigue viendo la amistad como un lazo irrompible entre personas, hermanos de sangre, de ese modo novelesco. Dura poco, no obstante. Pronto averiguamos que esos lazos, como todos, también se pueden romper. No es mi cometido, sin embargo, el teorizar sobre la adolescencia. Y sí, mi padre tenía un cierto aire al jodido Phil Collins. Y Joe Cocker, qué pinta en todo esto? De niño veía en Joe Cocker un estilo de hombre similar al de mi padre, que ni tiene el pelo claro, ni los ojos claros, ni barba, pero sí esa presencia de Hombre. Ya sabéis, de esos de pelo por todo el cuerpo, afeitado diario, frases tipo “a lo hecho, pecho”, paquete de Marlboro, ropa sencilla, nada de complementos (anillos, cadenas, pañuelos,...), un ejemplar de El Periódico De Catalunya bajo el brazo, nada de ir a bares, trabajo de sol a sol. A día de hoy soy todavía incapaz de entender qué relacionaba en mi mente infantil a dos personajes aparentemente tan distintos como Joe Cocker y mi viejales.
Vinilamen de los que hacen afición ... (sí, al final, me lo agencié)
Sí que recuerdo, eso sí, que a mi padre le gustaba Joe Cocker. No era mi progenitor hombre de muchos discos, él era más de escuchar música en la radio. Cuando sonaba alguna canción del británico, la disfrutaba. Solía decir comentarios como que se trataba de “el cantante blanco con la voz más negra”, que recordada ahora mismo, suena un poco cutre, como a nota de prensa baratilla o a apostilla de locutor de Radio 80 Serie Oro. 

A Joe Cocker se le reconocen 2 etapas claramente diferenciadas. La primera se engloba desde 1969 hasta mediados de los 70's. Entonces era un cantante británico de largas melenas, altote, delgado, patillas de esas de cubrir toda la cara, y, eso sí, una capacidad para hacer versiones de temas ajenos realmente acongojante. Fue una de las caras reconocibles del Festival de Woodstock, se rodeó de músicos tremebundos y grabó algunas canciones memorables.
Anunciado en TV!!! acabáramos... garantía de calidad...
La etapa final de los 70's fue más complicada. Con el cambio de década y su querencia por el alpiste, que menos lejía, llegó a beberse de todo, acabó dejando el bebercio y volvió a las primeras líneas de la industria musical, pero con un estilo mucho más cercano al AOR, al rock de adultos con toquecitos soul, de ese que sonaba bien en los anuncios de la tele. La chavalería había pasado por el punk, por la new age, por la disco music, por el revival rockabilly, por el heavy metal... seamos sinceros, en realidad se trató de un movimiento inteligente. Difícilmente iba a conquistar al público, digamos, “joven”. Cocker tenía 38 años y le llegó una oportunidad de esas que te resuelven una vida, pero te marcan por el resto de la misma: Cantar el tema principal de “Oficial Y Caballero”. Era 1982. A partir de ese momento, el Cocker de la melena, las patillas, la camiseta multicolor jipiosa y los gritos en escena habían dejado paso a un señor maduro, calvete, gordete y con barba. No se le puede culpar, esos primeros ochenta fueron muy duros para los grandes del rock de los 60's y 70's. Y bueno, era otro estilo, y aún así, mantuvo una clase y una dignidad que para sí la hubieran querido muchos otros coetáneos. Luego le cayó la grabación del tema central de “9 Semanas Y Media” y su popularidad creció como la espuma.

Y vaya si aprovechó su tirón. En la segunda mitad de los 80's se hizo francamente popular, y acertó con su mezcla de rock adulto y soul. Tuvo hits de incontestables hechuras, o a ver, si alguien me puede decir qué tienen de malo interpretaciones como las de “Unchain My Heart” o “When The Night Comes”. Sí, pura carne de FM hispánica, cierto. Pero bien grabadas, bien interpretadas... y diablos, grandes canciones.
Joe Cocker no dejaba las manos quietas ni para posar en las fotos...
Recuerdo claramente, siendo un niño, ver algunas actuaciones de Cocker para la televisión de la Celtiberia, con esa pose y esos movimientos de manos tan característicos. Alguien dijo “Angel Casas Show”? Por si fuera poco, en esos últimos 80's y primerísimos 90's se emitía en España la serie “Aquellos Maravillosos Años”, con tema inicial de nuestro hombre, como mi padre se encargó de comunicarme.

En 1994 se conmemoraban los 25 años del Festival de Woodstock, y recordarán que en esa época había una corriente importante de revival del hippismo, que me pilló en pleno descubrimiento del rock de los 60's y 70's. Fue divertido mientras duró. El caso es que emitieron una vez en el Canal 33, creo, la película de Woodstock, y claro, ver a ese Joe Cocker jovencísimo, rockeando duro, me noqueó. No olviden esa imagen casi paternal que yo tenía de Cocker. Para mí era un señor gordete, calvete y con barba. Encontrarme con su aspecto de 1969 me sorprendió.

Fue poco después cuando descubrí que mi tío, el hermano de mi padre, tenía un disco de Joe Cocker en casa, “Live”, un directo que publicó en 1990 y que bajo ese originalísimo título escondía un verdadero discazo. Obviaré preguntarme si lo de mi familia por parte paterna con Joe Cocker respondía a algo en concreto. Y nos centraremos en ese “Live”, en doble vinilo, como mandan los cánones. No era el primer disco en directo del británico, pero sí el primero en el que podía recoger sus años de gloria en los 70's y también su exitosa etapa en los 80's.
2000 pesetazas que costó en El Corte Inglés... diablos, eso en 1990 era una buena pasta... luego se pregunta la Industria por qué se piratearon los discos en cuanto hubo ocasión!
La banda carecía del carisma de los Mad Dogs & Englishmen de los 70's, en esta ocasión había solamente un divo y protagonista. Sin embargo, contaba con una sección de viento potente, unas guitarras afiladas y coristas por las que Axl Rose hubiera matado. Y el repertorio, bien escogido, sin duda... un disco que se abre con un clásico que invita al buen rollo como “Feelin' Allright” y sigue con ese hit AOR de guitarra hardrockera como es “Shelter Me” no puede fallar.

A partir de ahí, hit tras hit. No faltan sus números uno de los 80's, a saber, los temas de las películas, “When The Night Comes” o “Unchain My Heart”. Pero no se olvida de “The Letter”, de esa maravillosa “She Came In Through The Bathroom Window”, “With a Little help...”, en definitiva, de su material pretérito. Mención aparte merecen las interpretaciones de “Guilty” y esa delicada “You Are So Beautiful”, casi desnuda, sólo con el piano. A destacar que se trata de una grabación de un concierto entero, nada de retales de una gira, tomados de aquí y de allá. Al viejo estilo, vamos.

Cerraban el trabajo dos canciones de estudio nuevas, nada del otro jueves, pero que sí daban un poco la sensación de que la fórmula se estaba agotando. Aún publicaría un par de álbumes más que todavía mantenían un poco el nivel, pero su estilo había perdido chispa. Las piezas que componían para él no eran tan interesantes y en lo que a versiones se refiere, la última realmente buena fue esa cover del “Summer In The City” de 1994. A partir de ahí, sus discos perdieron interés. Se había acomodado, no acertaba en la elección de los inéditos ni tampoco arriesgaba en las versiones. Pero que nada de esto les lleve a engaño. Sí, recomiendo fervientemente este“Live” de 1990, es más, les recomiendo que se hagan con él, y de un plumazo, pueden obviar su discografía posterior a 1973. Este “Live” resume su cénit ochentero, y sinceramente, en lo referido a sus discos posteriores, podrán vivir sin ellos, se lo aseguro.

No quisiera cerrar este texto sin decir una frase que hay que pronuncio mientras me llevo el puño derecho al corazón: Joe Cocker... respeto!

Canciones:

Joe Cocker: “Guilty”
Joe Cocker: “Summer In The City”
Joe Cocker: “She Came In Through The Bathroom Window”